Wednesday, December 20, 2006

Le petit prince

Le petit prince dans son petit pays.
Principito lo hace todo despacio porque piensa que la prisa es hija de la curiosidad. Repta entre día y día como por un terreno minado. Sobrevive su séptima oportunidad. Bataboum! Joder que susto me has dado tía. No me asustes eh.
Principito duerme con antifaz para que la luz de la mañana no lo despierte, cómo si fuera tan fácil, pienso yo. Después se asoma a la vida por el hueco de la vidriera que le queda entre los dedos, siempre sujetándose la cara. Tiene miedo de que un día también se le caiga a los pies.
Visión reducida de pajarraco enjaulado. Las cosas buenas no suelen pararse mucho tiempo y de frente a hacer aspavientos. Pasan fffffffffffium de refilón, acariciándote si acaso el rabillo del ojo.
El pequeño príncipe se atusa el bigote y cuando le muerde una lágrima o la duda vestida de gato le acosa los pies queriéndole arrancar el desayuno, extiende una mano y con toda la ternura del mundo acaricia la estela de los cometas que le pasan zumbando.
C'est tellement misterieux, le pays des larmes.

Las muñecas de famosa

Ayer salí a cazar regalos navideños, a regañadientes, pero sin morder. Grmpf.
Los regalos para adultos son un coñazo. Me refiero a aquellos a los que se les transparenta la prisa y el precio.
Hago acopio de humildad e intento mimetizarme con el resto. Yo suelo regalar, por ejemplo, canicas, pero parece que a algunos se les atragantan. Así que voy a ver si trago yo. Los adultos han olvidado que las canicas no se las mete uno por la nariz. Bueno.
Busco. Tiqui-tiqui por Berlin, mirando escaparates. Para parar y que la marabunta no te arrase hay que encender el intermitente. Yo me bajaré en la siguiente boutique, Ambrosio, tenga cuidado de no pasarme con el bugati por encima del escarpín. S'il vous plait.
Aguanto cinco minutos con el traje de Barbie busca y compara la relación tamaño-precio de las distintas mirras que vendedoras como pinos de navidad me colocan tan cerca de las narices que enseguida les barrito mis miasmas sobre el maquillaje. Achú achú. Dumbo mueve las orejas y se catapulta fuera de la cacharrería.
La marabunta y yo tenemos en la cara pinturas de guerra distintas, barrunto. Bueno.
Es la hora del cierre y en la jungla hay estampida. Ja! Moved vuestros tacones, que yo me voy volando.

Friday, December 08, 2006

Palabras para Sara

Criatura, regalo,
Que guapa ibas en el paquete de taxi en el que te he visto alejarte. Enseguida me he dado la vuelta porque tengo un problema con las despedidas. De alguna manera se me han ido acumulando todos los adioses y no hay manera de meter uno nuevo en la caja sin que salgan el resto a sacudirme como a un árbol hasta que a hipidos brotan de mí aceitunas. Creo que no me has visto llorar, de lo cual me alegro enormemente porque en realidad me quedo muy tranquila sabiendo que vuelves a ese Bilbao que te abraza. Eso sí, te veo y pienso que me gustaría poder verte más aunque sin estar estés en todas las cosas que veo.
Se me acaba de caer un lágrima al suelo este pleistocénico y ha hecho "plonc" a pesar del colchón de pelos y pelusas que lo tapiza. Yo quiero un amigo que ría cuando yo llore, la gata me ronronea, arroró mi niña, hecha un borujito.
Me acuerdo de cuando te fuiste de París y yo te dije que París sin tí se me iba a romper. No ocurrió exáctamente así porque te quiero sin echarte anclas. París me lo cargué yo cuando en vez de seguir lanzando al mar botellitas con mensajes desesperados lo estallé contra la proa inaugurando la nueva trayectoria de mi barco, que ahora ríe abrazado por un sano splash splash de olas que no me escuecen en los ojos. Yo río mientras París llora y es así como nos hemos reconciliado. Sin embargo pasar por delante de tu casita de Monmartre sin que ya no viviera en el la Maga, qué difícil se me hizo. Subiendo las escaleras hacia el Sacre Coeur resoplé seis veces más de lo habitual.
Me gusta tu forma de pasearte por las heridas sin meter los dedos donde escuece y se cuece todo el intríngulis del asunto. Tamborileas con pericia por el precipicio espolvoreando abrazos de magia blanca y a tu lado una brilla y respira mejor. Me encanta cuando prestidigitas y de la chistera que escondes en el hueco de tu mano saltan ornitorrincos y crecen rododendros.
Me encanta que seas valiente, actriz y poetisa siempre encinta de esperanza. A ver cuando puedo ir a aplaudir el nacimiento de uno de tus fénix.
Ay Sara, sarita sara, me silba al oido un colibrí que no tienes problemas respiratorios y yo por si acaso quiero dejarte escrito que si un día te sientes acorralada, perdida y sola vengas a tirarme de la manga para que te abra a golpe de piolet un agujero en el hielo por el que puedas amanecer en un cuento bien ventilado.
Me faltas, eres extraordinaria.
Un abrazo y buen viaje, vieja compinche.


Tuesday, December 05, 2006

La princesa está pálida en su jaula de oro

Hoy muerdo. Ladraría, gemiría y aullaría pero el perro viejo conoce de memoria todas las letanías que le rezo a diario.
Busco un hueco en tu cuerpo que no esté magullado por el paso de los días diminutos. Heriditas que se han hecho callo y no son permeables a la palabra, al discurso, al ruego, al insulto. De un zarpazo te abro un corte limpio en la garganta, en la habitación de al lado, a tres pasos sólo, tienes aguja e hilo quirúrgico. Si te quedas quieta donde estás, te morirás, lo sé, lo sabes, me sabe mal y a ti ya no te sabe nada de lo que comes.
Tronando te susurro al tímpano que un día viene un rayo y ¡zas! te parte el mundo y te deja del lado del hemisferio donde todos los domingos pasan la misma película. Comparado con el sopor casposo de la eternidad, que se te parta ahora un poco el corazón es un mal relámpago.
Escenarios de teatro decorados sin decoro, ¿quíen fregará esta vez los platos rotos?
Después del tormento la lluvia amaina pero no acaba de despejar.
Verde por fuera blanca por dentro, ¿qué es?
Una pálida espera.
Hay responsabilidades que no se pueden eludir, como la vida.
Yo la tomaré de naranja amarga, con cucurucho, ¿y tú?

Sunday, December 03, 2006

Eguzkilore

Los niños no necesitan una iniciación a la tristeza cotidiana de la vida.
Por fin, después de dos días he amanecido.
Esta mañana salpicaba el agua en la bañera torrentes de alegría, y mientras achicaba con una taza los borbotones de la cafetera he pensado que quiero deshacer el vil metal en una fragua gigante para construir con él collares de margaritas.
Llevar a ver a mi futuro y a mis sobrinos a viejas mujeres que esconden en los surcos de su cara los secretos más ancianos, para que nunca crean en la mentira que siembran los hombres de gris, para que sieguen por las noches con guadañas de luna creciente sus campos de eucalipto, que secan la tierra, y les tapen el bostezo que nos contagian a la fuerza con carcajadas de girasol.
Eguzkiloreak.

Saturday, December 02, 2006

Coppelia

Ayer salí a rascarme el trozo de la espalda donde se me acumulan las ganas de ruido, alboroto y de romper platos. Mi querida amiga exponía por primera vez sus fotos en Berlín, primera para mí al menos, en un lugar maravilloso. Un éxito.
A mí se me acabo la noche antes que al resto y en esos casos lo mejor es irse a casa. Caperucita camina pegadita al arcén y de vez en cuando se vuelve para buscar taxis, nada, y sigo andando con las manos en los bolsillos, si me caigo frenaré el golpe con la frente y me romperé el pantal
ón. El consuelo de los torpes es que nos hacemos resistentes.
Algo frena detrás de mí y me sigue, me está siguiendo, lleva ya un rato olíendome los pasos. Es una furgoneta cutre y vieja de la cual se baja un cutre y me mira ensuciándome y como no tengo nada que ganar le digo muy despacito, hijo de puta.
A lo lejos veo un taxi y como ya he dicho todo lo que tenía que decir corro, Lola rennt.