Saturday, March 03, 2007

Se me ve el plumero

Parece que la patata esta escribe.
Acabo de dejar de buscar el cigarrillo que durante media hora no he encontrado. Esto que sabes que es inútil...
Hoy he limpiado. No me refiero a batallar con el Mister Proper, que por cierto el otro día lo olvidé sobre la repisa del lavabo y ayer casi le echo un trago pensando que era fluor. Me refiero a las otras pelusas, a las que se te van pegando a los años como se pegan los pelos de gato al paño de los abrigos de h&m. He acumulado muchos pelos en mi guardapolvos que no son míos, de abrazarme tanto a la angora y al cuero sin curtir.
Pues hoy he ido a cotillear qué se contaban las pelusillas y he visto que las musarañas que animaban el cotarro han dejado el nido vacío.
Tengo miedo y risa un poco de cría aún. Me río de cosas que otros no encuentran graciosas, porque sencillamente ya no las encuentran, llama la carcajada al cencerro de sus gargantas y la cosquilla no les abre la puerta. Con lo del miedo salgo perdiendo. Los niños temen lo que no ven y aprenden a intuirlo, y lo inventan y lo aciertan y lo vuelven a temer. Me pasa con algunas cosas. Con el recuerdo, con la memoria. No sé de dónde me he sacado que es necesario recordar quíen hizo qué o quíen dijo miedo para entender de qué va la historia. Que no hay que tirar nada. Que quien guarda halla. Y yo que lo meto todo a barato siempre me he esforzado en retener. Apártate, haz hueco que va a pasar el Tiempo. Estar mirando justo en el momento en el que cae la hoja al suelo.
He tirado libros que no me gustaron y que no recomiendo a nadie, apuntes de literatura francesa que por otra parte ya no me sirven porque las abreviaturas de antes ya no me dicen nada, posters que han dejado la verguenza del tiempo tatuada en la pared, escritos de hace muchos años en los que ahora compruebo que nunca llegué a creerme la mentira que me contaba una y otra vez, cartas que por tener las alas pegadas nunca llegaron a arrullarle en la ventana a su destinatario, un par de alas blancas afeadas por el polvo que nunca he sido capaz de colgar como dios manda, un palito de remover cubatas en forma de corazón, el alcohol se concentra siempre en el último trago, números de teléfono incluyendo los míos viejos y muchas cosas más que ya he olvidado que viví, guardé y desheché.
La típica pelusilla que acumulas de ir abrazando el tiempo con un guardapolvos de piel de melocotón en la que después van enmudeciendo las musarañas. Cuartito cuartito, que desnudas paredes tienes. Es para que quepas mejor.
Confieso que he vivido, aunque no sabría decirte qué exactamente, es de estas cosas que inventas sin verlas y su ausencia no te da miedo. La risa no la tiro que es de las pocas cosas que no se reciclan en este pais.
Aún me queda el polvo y hacer agujeros en la pared para colgar las dichosas cortinas de la discordia, que se me ve el plumero.

Friday, March 02, 2007

Pies para que os quiero

Otra vez desde el trabajo. Oye, ¿pero que le ocurrió al ordenador aquel que parecía un sandwich?, no sé, se rompió, pero si era nuevo, cómo se va a romper, algo le harías, que no que no, que se rompió solo, un día lo encendí y me pedía contraseña el muy insolente, santo y seña, alto ahí la niña de los peines, y desde entonces querido, fue una sucesión de rotos y descosidos, y ahí lo tengo. Qué torrija eres. Ya ves.
Payasa también mucho. Del trabajo me echarán por payasa o me conservarán por payasa. Hoy por ejemplo he tenido que hacer malabarismos con muchos millones y me he reído mucho. Una vez, mandando un email a un cliente me confundí y en vez de mandarle un link para que hablara de él y de su empresa, le mandé uno del youtube directo a la cancion de So Payaso de Extremo Duro, que me acababan de pasar, porque aquí en el exilio nos gusta lo del revival y que las visitas nos traigan Rufinos. No miento. Ese día fuimos muy felices en la oficina, la verdad.
Cuando digo palabras como oficina, millones, trabajo, finiquito, contrato, siempre me parece que hablo de otra. Me alegro enormemente.
Estoy cansada, ya sé que se nota. Oye no me llegan las manos para taparme entera. Pues pon persianas coño, que esto es un escándalo. ¡Pero si no mira nadie! No van a mirar, claro que miran, lo que pasa es que miran cuando tu no los estás mirando. Nada, paparruchas. Ni caso. De vez en cuando hay que ducharse con la puerta abierta. Que huela a aloe vera por la calle también.
Ya sé que en España ya es primavera. Aqui llueve, truena, graniza, anochece y amanece en cuestión de horas. Chapeu melon y el gato con botas se divierten. Te acostumbras. Y está limpio, el aire, todo está en orden.
Miau, una gata en el tendedero.
Venga ya paro. En realidad iba a seguir con lo del otro día y contar que tengo los pies planos, entre otros defectillos de sietemesina. Pero ya lo cuento mañana mejor, porque veo que me dan las cinco. Un número que se presta a la poesía.
Tanto pico tanta pata, la oca se volvió loca, apaga y vamonos, con la música a otra parte, ya ordeñaremos la cabra mañana.
Feliz fin de semana.