Tuesday, July 31, 2007

Prefiero la capoeira

La última vez que salí a un escenario sangraba de la nariz.
A Leticia se le deslizó un tirante del tutú y cuando la vieron correr llorando desconsolada a su camerino todos pensaron que era por la teta y no por el telón.
Me acuerdo de Sofía de vez en cuando.
Llevo un rato intentando escribir un párrafo sobre ella y no me sale. Vuelve a intentarlo, me habría dicho sin mirarme. Habría bastado. Fumaba en clase.
Decía, sólo es posible tropezarse con la duda. Y ese día empañábamos los espejos.
No decía nada, no encendía el tocadiscos. Eran horas dedicadas e entrenar al músculo a no dudar, a hacerse elástico. No se podía llorar, en el caso contrario habríamos empañado los espejos. Ella lo llamaba extensión y cuando te apretaba en los muslos para que te abrieras de piernas hasta tocar el suelo no se quitaba las botas de tacón de cuero negro. Prometo que no es fantasía.
Esto mismo, después, lo he visto en muchas partes. Sofía, de haber sido guitarrista, habría sido el flautista de Hamelin.
Y esto no se puede confundir con la danza. Uno puede bailar sin que le tiren de las cuerdecitas.
Al año siguiente Ibai, el único (en todos sus sentidos) chico, dejó el ballet por el Taekwondo.
Yo aprendí otros idiomas.
Fue en el último saludo. Llevaba de la mano una fila de niñas pequeñas. Al recoger del suelo una rosa seca que se le había caído a la pequeñaja de delante, la fila no esperó (la fila nunca espera), y al incorporarme me estrellé contra la puerta que separa la escena del mundo. Son gordas y pesadas, aún me acuerdo y me mareo.
La última vez que salí a un escenario sangraba de la nariz.

Thursday, July 26, 2007

Dobleces al cuadrado


Todavía de vez en cuando me llaman cascabel, y me lo guardo en la misma cajita donde conservo lo de los purés. Cada uno tiene sus tesoros.
Risas con las aristas, un mundo desde el pico de un compás. Un pañuelo en el bolsillo para las caídas. Aterrizar en un oso.
Una flor con el cubo de Rubick. ¿De kubrick? – dije yo, y me gané un coscorrón.
Un comecocos coloreado con acuarela, con los lados desigualados y dedos manchados de nocilla (o de dulce de leche). Os lo he hecho con un mantelito de papel quebrado de menú del día.
Flap.

Thursday, July 19, 2007

La bolsa o la vida

Querido,

Vuelvo de la guerra. Te diré que he visto tropezar a todos los que antes de correr se besaban el escapulario. Buscaban fuera, motivos fuera, fuerzas fuera, subían y subían y en las azoteas no dan vasos de agua. Por eso me perdonarás que antes de la batalla no haya pensado en ti. Sé que te alegrará que haya existido esos instantes, pues hay que existir para vivir y vivir para cambiar. Y hay que cambiar, para no parecerse al mundo y que el mundo parezca otra cosa.

¿Te acuerdas de aquella foto de una manzana roja bañada en platino que tanto se parecía a París? ¿De las cosas que escribí sobre las escaleras y los ascensos? Pues he cambiado de opinión (como te he dicho antes, ahora existo y antes no lo sé). Atravieso a tientas cavidades y humedades y sé que al otro lado está el mar.
OBVIO, me dirías con deleite, porque te encanta decirme que digo obviedades y a mi contestarte que por la noche al apagar la luz, si escudriñas las estrellas de la pared, desaparecen. Aunque obviamente estén ahí. Voy en busca de todas las obviedades que he enfocado con ojos prestados y he perdido. Para ver si es posible existir más todavía.

Te confieso que a veces esto de existir se me hace un poco duro y me siento sola. Lo que pasa es que justamente porque existo no puedo decir que anhele una compañía determinada en esos momentos, una voz, unas palabras para Julia. Y sigo buscando el mar más alla de las cavidades, pues intuyo que es lo único que va a ser capaz de llenar mi vacío.

¿Tú crees que todos los vacíos se parecen? El otro día hablaba de esto con un mapache en la cocina. Las sillas son de Ikea y a la media hora se te clava el respaldo en las alas. Por cierto, fui muy feliz ese fin de semana. ¡Recogí pan sembrado hace siglos y estaba calentito! Pero a lo que iba. Que creo que nos duele a todos en el mismo sitio, que todos los suelos estan inclinados hacia el mismo lado y que todas las canicas aterrizan siempre en el mismo rincón. Pero no estoy segura, puede que al final sea sólo una proyección de ego y que me vea a mi todo el rato. Como ves dudo hasta de mi sombra y me alegraría poder decirte mañana que ya no pienso que nos dedicamos a convertir el dolor en horror y a escupir en el cemento los huesos de los albaricoques. A todo esto le llamo ira, para que te vayas acostumbrando y así al hablar no me hagas dar tantas vueltas. Es normal lo de la ira, nos la ponen en el bibe desde txikis (por cierto que no viene a cuento, pero siempre escupí los purés, es algo de lo que me enorgullezco como una boba).

Lo de mi repentino interés por la pedagogía tiene mucho que ver con todo esto que te estoy contando. Te cito a Marvin Harris, lo he leído esta mañana esperando al 620. “La escuela es, en efecto, un adiestramiento para la vida posterior, no porque enseñe (mejor o peor) la lectura, escritura y aritmética, sino porque inculca la pesadilla cultural y esencial: miedo al fracaso, envidia del éxito” Ya sé que lo sabes pero hoy estoy que me apetece unir yo sola las líneas de puntos, despelote. Presiento que la educación está más o menos al mismo nivel del mar hacia el que avanzo atravesando cavidades y humedades. Nos entrenan para no existir, ¿te das cuenta? Y nadie dice nada. Encuentro en otros blogs la defensa de las letras y la sangre y me tiemblan las manos. Dicen que se están volviendo locos los adolescentes y por eso les aplican parches fríos de represión. ¡Hay tan pocos profesores que existan! Debemos darnos prisa en existir para vivir y cambiar y no parecerse al mundo, para que así el mundo pueda parecer otra cosa. Se crean centros de rehabilitación de hijos, de desintoxicación de tele, se agotan las pastillitas y el infinito sueño y vuelvo con que lo obvio se escapa cuando lo enfocas. Y después todas las manos a la cabeza y venga a correr hacia arriba a ver si en la azotea se puede uno suicidar a gusto, pero resulta que ademas de no dar agua, han puesto red. Llegado este punto, me cuesta no odiar. Pero no quiero parecerme al mundo. Prometo intentar cada día no parecerme al mundo.

Por cierto si tienes un minuto metete en el blog de Hernan Casciari, www.orsai.es Es maravilloso, no sabes la ilusión que me ha hecho encontrarlo y ver además que le va tan bien, que le quiere tanta gente. ¡me alegra tanto cuando ganan los buenos!

Chico, te voy a ir dejando ya, vengo de la guerra y me apetece disfrutar un rato de que existo yo y la guerra no existe a no ser que yo la invente. Otro día te cuento de cómo se mira el mundo en el espejo y se muere asesinado por Cupido agarrando un camafeo.

Traeme un pastel de miel de Turquía.