Wednesday, December 20, 2006

Las muñecas de famosa

Ayer salí a cazar regalos navideños, a regañadientes, pero sin morder. Grmpf.
Los regalos para adultos son un coñazo. Me refiero a aquellos a los que se les transparenta la prisa y el precio.
Hago acopio de humildad e intento mimetizarme con el resto. Yo suelo regalar, por ejemplo, canicas, pero parece que a algunos se les atragantan. Así que voy a ver si trago yo. Los adultos han olvidado que las canicas no se las mete uno por la nariz. Bueno.
Busco. Tiqui-tiqui por Berlin, mirando escaparates. Para parar y que la marabunta no te arrase hay que encender el intermitente. Yo me bajaré en la siguiente boutique, Ambrosio, tenga cuidado de no pasarme con el bugati por encima del escarpín. S'il vous plait.
Aguanto cinco minutos con el traje de Barbie busca y compara la relación tamaño-precio de las distintas mirras que vendedoras como pinos de navidad me colocan tan cerca de las narices que enseguida les barrito mis miasmas sobre el maquillaje. Achú achú. Dumbo mueve las orejas y se catapulta fuera de la cacharrería.
La marabunta y yo tenemos en la cara pinturas de guerra distintas, barrunto. Bueno.
Es la hora del cierre y en la jungla hay estampida. Ja! Moved vuestros tacones, que yo me voy volando.

2 Comments:

Blogger José Tindón said...

Cuando ruge la marabunta es mejor apartarse, descalzarse. La velocidad de la carrera es vertiginosa y proporcional al aburrimiento y a la ironía que empezamos a manifestar cuando desaparece nuestra timidez inicial.

El arte de tener razón, la sinrazón que nos atenaza la garganta. ¿Quién dijo nadie?

3:37 AM  
Blogger El detective amaestrado said...

Que hace un pirata buscando regalos?
Búscate cuatro corsarios, aquí ya tienes uno,y, hala, al abordaje de los grandes almacenes.

5:25 AM  

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