Palabras para Sara
Criatura, regalo,
Que guapa ibas en el paquete de taxi en el que te he visto alejarte. Enseguida me he dado la vuelta porque tengo un problema con las despedidas. De alguna manera se me han ido acumulando todos los adioses y no hay manera de meter uno nuevo en la caja sin que salgan el resto a sacudirme como a un árbol hasta que a hipidos brotan de mí aceitunas. Creo que no me has visto llorar, de lo cual me alegro enormemente porque en realidad me quedo muy tranquila sabiendo que vuelves a ese Bilbao que te abraza. Eso sí, te veo y pienso que me gustaría poder verte más aunque sin estar estés en todas las cosas que veo.
Se me acaba de caer un lágrima al suelo este pleistocénico y ha hecho "plonc" a pesar del colchón de pelos y pelusas que lo tapiza. Yo quiero un amigo que ría cuando yo llore, la gata me ronronea, arroró mi niña, hecha un borujito.
Me acuerdo de cuando te fuiste de París y yo te dije que París sin tí se me iba a romper. No ocurrió exáctamente así porque te quiero sin echarte anclas. París me lo cargué yo cuando en vez de seguir lanzando al mar botellitas con mensajes desesperados lo estallé contra la proa inaugurando la nueva trayectoria de mi barco, que ahora ríe abrazado por un sano splash splash de olas que no me escuecen en los ojos. Yo río mientras París llora y es así como nos hemos reconciliado. Sin embargo pasar por delante de tu casita de Monmartre sin que ya no viviera en el la Maga, qué difícil se me hizo. Subiendo las escaleras hacia el Sacre Coeur resoplé seis veces más de lo habitual.
Me gusta tu forma de pasearte por las heridas sin meter los dedos donde escuece y se cuece todo el intríngulis del asunto. Tamborileas con pericia por el precipicio espolvoreando abrazos de magia blanca y a tu lado una brilla y respira mejor. Me encanta cuando prestidigitas y de la chistera que escondes en el hueco de tu mano saltan ornitorrincos y crecen rododendros.
Me encanta que seas valiente, actriz y poetisa siempre encinta de esperanza. A ver cuando puedo ir a aplaudir el nacimiento de uno de tus fénix.
Ay Sara, sarita sara, me silba al oido un colibrí que no tienes problemas respiratorios y yo por si acaso quiero dejarte escrito que si un día te sientes acorralada, perdida y sola vengas a tirarme de la manga para que te abra a golpe de piolet un agujero en el hielo por el que puedas amanecer en un cuento bien ventilado.
Me faltas, eres extraordinaria.
Un abrazo y buen viaje, vieja compinche.
Que guapa ibas en el paquete de taxi en el que te he visto alejarte. Enseguida me he dado la vuelta porque tengo un problema con las despedidas. De alguna manera se me han ido acumulando todos los adioses y no hay manera de meter uno nuevo en la caja sin que salgan el resto a sacudirme como a un árbol hasta que a hipidos brotan de mí aceitunas. Creo que no me has visto llorar, de lo cual me alegro enormemente porque en realidad me quedo muy tranquila sabiendo que vuelves a ese Bilbao que te abraza. Eso sí, te veo y pienso que me gustaría poder verte más aunque sin estar estés en todas las cosas que veo.
Se me acaba de caer un lágrima al suelo este pleistocénico y ha hecho "plonc" a pesar del colchón de pelos y pelusas que lo tapiza. Yo quiero un amigo que ría cuando yo llore, la gata me ronronea, arroró mi niña, hecha un borujito.
Me acuerdo de cuando te fuiste de París y yo te dije que París sin tí se me iba a romper. No ocurrió exáctamente así porque te quiero sin echarte anclas. París me lo cargué yo cuando en vez de seguir lanzando al mar botellitas con mensajes desesperados lo estallé contra la proa inaugurando la nueva trayectoria de mi barco, que ahora ríe abrazado por un sano splash splash de olas que no me escuecen en los ojos. Yo río mientras París llora y es así como nos hemos reconciliado. Sin embargo pasar por delante de tu casita de Monmartre sin que ya no viviera en el la Maga, qué difícil se me hizo. Subiendo las escaleras hacia el Sacre Coeur resoplé seis veces más de lo habitual.
Me gusta tu forma de pasearte por las heridas sin meter los dedos donde escuece y se cuece todo el intríngulis del asunto. Tamborileas con pericia por el precipicio espolvoreando abrazos de magia blanca y a tu lado una brilla y respira mejor. Me encanta cuando prestidigitas y de la chistera que escondes en el hueco de tu mano saltan ornitorrincos y crecen rododendros.
Me encanta que seas valiente, actriz y poetisa siempre encinta de esperanza. A ver cuando puedo ir a aplaudir el nacimiento de uno de tus fénix.
Ay Sara, sarita sara, me silba al oido un colibrí que no tienes problemas respiratorios y yo por si acaso quiero dejarte escrito que si un día te sientes acorralada, perdida y sola vengas a tirarme de la manga para que te abra a golpe de piolet un agujero en el hielo por el que puedas amanecer en un cuento bien ventilado.
Me faltas, eres extraordinaria.
Un abrazo y buen viaje, vieja compinche.
2 Comments:
FRIVOLIDAD rima con FELICIDAD, empiezan y acaban con las mismas letras. Cuentan con 4 sílabas ambas. No resulta pues tan inexplicable el por qué las confundimos tan a menudo. Cuestión de gramática.
Casi me hace llorar...
Nunca había leído una descripción tan real de la amistad... sin anclas.
No sé quién de las dos es más Maga.
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