Monday, October 30, 2006

La importancia de ser un Don Nadie

Hola Señorita Rotenmeyer, troncamóvil, Fitipaldi.

A estas horas la nena estará marcando con pereza números de teléfono equivocados. Hablando con señoras tristes que dicen con un hilillo de voz que sus maridos "no se encuentran" . Señora, no se desanime y siga rascando. ¿El caramelo que escondía el envoltorio mentiroso no lava más blanco que ninguno? Escúpalo y escape que el temporal no capea nunca así como así. Mi gata también da vueltas sobre sí misma buscándose el rabo, pero ella sí se lo encuentra. ¡Qué corto debe ser pues el rabo de los Ramones Ramirez ibéricos!

En fin, yo me encuentro, pero no muy bien, la verdad. La fiebre, las anginas, el nudo marinero en la garganta. Mañana me toca volver, volver, volver a levantarme de este agradable letargo de baja laboral. Volverán otra vez las oscuras golondrinas a urdir planes de fuga, a levantarse el ánimo pensando en levantar el vuelo, adonde sea.

Blancanieves, ¿ves? Al encender el ordenador yo había pensado en decirte cosas bonitas, feroces palabras de ánimo y aliento de lobo blanco de tundra, como haría un buen escritor con una buena amiga cuyos talentos olisquea la carcoma de la rutina de un trabajo miserable, aburrido y que mezclado con ciertos grados de cansancio produce impertinencia. No me sale sonar a escritora o columnista. Este pilar no me sujeta. Es sólo como un diente flojo que uno mueve con el morbo de saber en qué momento llegará el dolor.

Yo pienso que haces unas fotos tan maravillosas como las cosas que guardas en el saco de tu corazón, corazón. Que tienes unas ideas que brillan tanto como tú los días que creas creyendo en tí. No creyendo en la tú fotógrafa que no existe, sino en tí, ¿me entiendes? En tí con tus pinceles en el momento de retratar. Fotógrafa es una palabra que se te queda muy corta. No cabe bien tu rugido por el aro ardiente de la O, Rotenmeyer. El Metro de Berlin medido por tus ojos. Sastrecillo valiente es aquel que corta sin patrón.

Si yo fuera escritora y tú fueras fotógrafa todo sería distinto, sin duda.

Como no nos cabe el traje, seamos. Utilizaremos el subjuntivo del verbo ser para ir mucho más lejos.

¿Medicamento etiquetado o genérico? ¿Duerme uno más tranquilo con etiqueta? ¿Están más sueltas las piernas del artista que triunfa?

Querida qué respiro, la vida es un suspiro y de momento esto no lo podemos cambiar. Y es que no somos nadie, y está muy bien así. Importante es que demos a cada momento la oportunidad de ser importante.

Un besito. Esta noche igual hay croquetas. Que la voz se corra lo justo que no sé cuántas pelotas me dará tiempo a hacer.

1 Comments:

Blogger José Tindón said...

Porque saber contar no es saber cantar. Porque nada hay más mezquino que dejar que alguien escriba por nosotros, mueva nuestra mano. Detenerse en palabras que deslumbran, los labios sonríen y saludan.

Tan solo existo porque existes. Vives en mi vida, llévame solitaria entre los sueños donde pacta la boca cruel y enamorada. Si cierras los ojos se abren los cerrojos, la noche de musgos y cascadas, valles y montañas, signo vacío en tu pecho de piedra sepultado.

2:37 PM  

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