Eguzkilore
Los niños no necesitan una iniciación a la tristeza cotidiana de la vida.
Por fin, después de dos días he amanecido.
Esta mañana salpicaba el agua en la bañera torrentes de alegría, y mientras achicaba con una taza los borbotones de la cafetera he pensado que quiero deshacer el vil metal en una fragua gigante para construir con él collares de margaritas.
Llevar a ver a mi futuro y a mis sobrinos a viejas mujeres que esconden en los surcos de su cara los secretos más ancianos, para que nunca crean en la mentira que siembran los hombres de gris, para que sieguen por las noches con guadañas de luna creciente sus campos de eucalipto, que secan la tierra, y les tapen el bostezo que nos contagian a la fuerza con carcajadas de girasol.
Eguzkiloreak.
Por fin, después de dos días he amanecido.
Esta mañana salpicaba el agua en la bañera torrentes de alegría, y mientras achicaba con una taza los borbotones de la cafetera he pensado que quiero deshacer el vil metal en una fragua gigante para construir con él collares de margaritas.
Llevar a ver a mi futuro y a mis sobrinos a viejas mujeres que esconden en los surcos de su cara los secretos más ancianos, para que nunca crean en la mentira que siembran los hombres de gris, para que sieguen por las noches con guadañas de luna creciente sus campos de eucalipto, que secan la tierra, y les tapen el bostezo que nos contagian a la fuerza con carcajadas de girasol.
Eguzkiloreak.
1 Comments:
Coser y cantar reir y llorar.
Porque contar no es cantar.
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